Carta de nuestra Fundadora

Tengo la fortuna de tener un padre y una madre que crecieron rodeados del esplendor de la naturaleza. Así, sus hijos crecimos jugando y nadando en “El Capirio” muy cerca del pueblo de mi padre, Nueva Italia, Michoacán; comiendo y cortando fruta directamente de sus árboles; adoptando cuanto gatito o perrito aparecía en nuestro camino y, sobre todo, observando la estrecha conexión de mi padre con el medio ambiente, que va desde el entendimiento profundo de los ciclos naturales hasta el amor incondicional que le ha profesado a cada uno de sus animales de compañía.



Esta experiencia de vida, con los años, y a través de la filosofía, me permitió pensar en la importancia que tiene no sólo apreciar la belleza que nos concede la naturaleza, sino la responsabilidad que tenemos frente al deterioro ambiental. De esta manera, la Filosofía me llevó a la Filosofía de la Biología, y a su vez, emprendí un camino intelectual hacia la Bioética. Sin embargo, al paso de los años y a partir de diversas lecturas filosóficas, científicas, literarias y poéticas, me doy cuenta de que no es suficiente el conocimiento sobre el medio ambiente si no emprendemos una ruta hacia su cuidado y respeto.



Es cierto que el medio ambiente está en constante cambio, pero muchos de esos cambios que implican tanto la contaminación, la degradación del suelo, extinción de especies, la deforestación, el cambio climático, etc., son producto de nuestras acciones. Por lo tanto, a manera de pregunta, pero como objetivo central de este proyecto de divulgación es cuestionarnos ¿cómo podemos construir una relación de cuidado y respeto a nuestro entorno natural en el cual cohabitamos todos los seres vivos?



Considero que sólo podremos construir una relación de cuidado y respeto al medio ambiente cuando entendamos que la crisis no sólo es ecológica, si no humana. Por lo tanto, es necesario partir de virtudes esenciales como el respeto al medio ambiente, a través de un tipo de conciencia ambiental, a partir de la responsabilidad socioambiental y a través de la biofilia, es decir, a partir de un tipo de sentimiento que nos conecte con la naturaleza.



Por esta razón, Bioética y Ambiente fungirá como una semilla que pueda germinar en todo aquel que decida ser parte de este esperanzador proyecto de difusión y formación bioética con el ideal de alcanzar el buen vivir humano y no humano. ¡Aprendamos juntos a desear rectamente y actuemos!



¡Bienvenidos a la comunidad de Bioética y Ambiente!



Jacky Alcázar